En plena crisis sanitaria, Emacsa incrementó los controles de desinfección del agua de consumo hasta los 35 al día
Durante 2020, la empresa de aguas realizó un total de 70.000 análisis sobre aguas brutas, aguas de consumo, aguas residuales domésticas e industriales y aguas depuradas
Para asegurar la calidad del agua de consumo, especialmente durante la actual crisis sanitaria, Emacsa incrementó a lo largo de 2020 los controles de desinfección, realizando una media de 35 controles diarios, diez más que el año anterior, lo que supuso un total de 12.800 controles al año.
Además, durante el año pasado, y a pesar de las restricciones de movimiento marcadas por la pandemia, se efectuaron 17.000 tomas de muestras, donde se incluye no solo el agua de consumo, sino también las aguas brutas para potabilización, las aguas residuales domésticas e industriales y las aguas depuradas.
Con estas muestras, se llevaron a cabo un total de 70.000 análisis, lo que representa una media de 192 análisis al día.
Entre los datos que se desprenden de estos análisis, cabe destacar la calidad del agua de las fuentes naturales empleadas por Emacsa para su posterior tratamiento. Un tratamiento que gracias al uso de cloraminas consigue, entre otras cosas, una baja concentración de trihalometanos en las aguas que salen de los abastecimientos de Emacsa, cuyos niveles se sitúan muy por debajo de los límites de cumplimiento establecidos en la normativa vigente, que fija el máximo admisible en 100 microgramos/L, mientras que Emacsa no supera en ningún caso los 15 microgramos/L.
En cuanto al olor y al sabor del agua de Emacsa, los valores anuales medios obtenidos presentaron un índice de dilución de cero en ambos casos, también gracias al uso de cloraminas (que no aportan sabor/olor) como desinfectante final del agua.
Además, en las aguas analizadas no se han registrado no conformidades ni en metales pesados ni en el resto de compuestos orgánicos limitados por la normativa vigente para aguas de consumo humano.
Por su parte, las aguas residuales depuradas también presentaron valores muy por debajo de los límites establecidos por la normativa vigente en cuanto a autorizaciones de vertidos a cauce. Ejemplo de ello son los datos del agua depurada en la EDAR de La Golondrina (la que depura el 98% del agua residual de Córdoba) con valores de sólidos en suspensión de 14 mg/L, frente al límite de 35 mg/L; o los 11 mg/L de demanda bioquímica de oxígeno, cuyo valor está limitado a 25 mg/L.