Día Mundial del Saneamiento
Cada 19 de noviembre conmemoramos en todo el mundo el Día Mundial del Saneamiento. Una buena oportunidad para abundar e incidir en la necesidad del uso responsable del saneamiento, es decir de todas aquellas zonas que disponen de sumideros de agua, tanto en el ámbito doméstico como en el laboral y en la propia calle. No podemos convertir todo desagüe en una especie de cubo de basura donde tiene cabida cualquier residuo. Buen ejemplo de ello queda reflejado en una de las campañas promovidas por EMACSA para evitar que las toallitas húmedas vayan al váter en lugar de acabar en la papelera.
Como bien decíamos a través de esa iniciativa, verter residuos al retrete genera derroche, ineficiencia del servicio de saneamiento y un coste económico y medioambiental elevadísimo para todos los ciudadanos. Explicábamos además de manera muy gráfica y pedagógica que por el inodoro solo deben desecharse las tres Ps: «pipí, popo y papel higiénico». De hecho, el mal uso de este servicio provoca un sobrecoste de 4 y 6 euros por persona al año.
Conviene recordar que esta fecha fue aprobada por las Naciones Unidas precisamente para crear conciencia sobre la importancia que el acceso seguro a instalaciones de saneamiento tiene para nuestra higiene y salud. Así, el sexto de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 precisa que hay que «garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos». El objetivo es fijar la atención en todos esos millones de personas del mundo (la mayoría en el entorno rural) que no cuentan con estos servicios básicos en su vida diaria.
Los sistemas de saneamiento son además un instrumento fundamental para la lucha contra el cambio climático. Un buen sistema de saneamiento recoge los desechos humanos de forma eficiente y segura. Pero además, este tipo de sistemas permiten la regeneración del agua que desechamos cada día. Una de las señas de identidad de EMACSA es la apuesta por la recuperación del agua y por tratamientos avanzados que permitan su depuración.
Ramón Díaz-Castellanos
Presidente de EMACSA