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Seis de cada diez personas en el mundo no tiene acceso a instalaciones de saneamiento

ISABEL AMBROSIO, ALCALDESA DE CÓRDOBA y PRESIDENTA DE EMACSA
19 noviembre. DÍA MUNDIAL DEL SANEAMIENTO

El mes de noviembre es el mes elegido por la ONU para celebrar el Día Mundial del Saneamiento. Con este día se conmemora un modo de vida al que aspira una gran parte de la población mundial. De forma implícita, la celebración de este día es una petición de solidaridad, que en Emacsa hemos traducido en forma de campaña de sensibilización con la que pedimos el buen uso de las redes de saneamiento.
Hay derechos fundamentales que requieren de números y estadísticas para que, quienes tenemos cubiertos esos servicios básicos, alcancemos a comprender que no estamos hablando de simples anécdotas.
En el mundo, seis de cada diez personas no tienen acceso a instalaciones de saneamiento gestionadas de forma segura.
En Córdoba, 870 kilómetros de red de saneamiento hacen que estemos en el lado de la balanza del 40% mundial que sí tiene acceso a instalaciones de saneamiento gestionadas de forma segura.
En el mundo, más del 80% de las aguas residuales resultantes de actividades humanas se vierten en los ríos o el mar sin ningún tratamiento, lo que provoca su contaminación.
En Córdoba contamos con avanzados mecanismos de depuración que se concentran en la Estación de Tratamiento de Aguas Residuales ‘La Golondrina’, desde donde se devuelve al medio ambiente entre 23 y 28 millones de metros cúbicos de agua depurada al año. La misma cantidad de agua potable que consumimos; de forma que estamos devolviendo al medio ambiente lo mismo que tomamos de él.
Somos, por tanto, esa parte de la población mundial que ve atendido eficazmente su derecho humano al agua y al saneamiento. Y que, además, responde a la necesidad de un trato sostenible de nuestro medio ambiente.
Por ello, y porque llegar a esta situación no ha sido un camino fácil, forma parte de nuestras responsabilidades y obligaciones de ciudadanía hacer buen uso de lo que tenemos, valorando el trabajo de esas personas que han sentado las bases para que hoy en día el saneamiento esté reconocido como un ‘derecho humano esencial’, con todo lo que ello conlleva.
Y conviene recordar que no siempre fue así. Difícil de creer, pero no siempre el agua potable y las instalaciones de saneamiento han sido reconocidas como un derecho humano con identidad propia. Fue en 2010, cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas determinó que el acceso a estos servicios estaba en la base de la vida y del desarrollo humano, y lo clasificó mediante resolución como derecho humano esencial, sin el cual no se puede disfrutar del resto de derechos humanos.
Con esta situación mundial, el gran esfuerzo debiera concentrarse en hacer efectivo este derecho en todas las poblaciones del mundo, impidiendo la muerte de personas por infecciones provocadas por la falta de un saneamiento efectivo; dotando de privacidad a las mujeres, que en ciertos lugares del mundo son atacadas y violadas por no tener un espacio con intimidad para atender sus necesidades vitales.
Debiéramos ocuparnos de que los niños y niñas que no salen adelante porque viven en entornos insalubres, tengan la esperanza de crecer y vivir dignamente. Debiéramos estar cuidando de nuestro medio ambiente, con fórmulas que hablen de solidaridad y sostenibilidad en cuento a los recursos y en cuanto al uso que hacemos de ellos. Todas éstas debieran ser nuestras tareas.
Pero para llegar a ellas, lo primero es ser conscientes de lo que tenemos y de que tenerlo no significa que no requiera de ciertos cuidados.

En Córdoba tenemos una empresa pública de gestión del agua y del saneamiento que obtiene las más altas calificaciones por parte de diferentes entidades y organismos como el Observatorio de Servicios Urbanos; o de forma más directa, por parte de las personas usuarias, que expresan su grado de satisfacción con Emacsa en un 9,7 sobre 10.
Es una responsabilidad pública prestar los mejores servicios y es una responsabilidad ciudadana hacer el mejor uso de ellos.

Desde Emacsa seguiremos trabajando para no bajar ni un solo peldaño en la calidad que se ofrece, pero requerimos del apoyo ciudadano. Con pequeños gestos estaremos dando la oportunidad de avanzar en grandes retos.
Trabajemos por un saneamiento efectivo que llegue a todos los lugares del mundo. Hagamos posible una red de saneamiento con el número de kilómetros suficiente para dar la vuelta al mundo.